Pongamos que se llame Amelia. La conocí la misma noche que a mi ahora gran amigo fotógrafo y amante del surf. Su sonrisa me cautivó desde el principio, la voz dulce de Amelia y la paz que transmitía me sorprendieron aquella y todas las veces siguientes que me crucé con ella.`Vente a surfear un día con nosotros, yo también soy un pato´, fue de las primeras cosas que me dijo y yo lo he ido aplazando como quien juega con la seguridad de que la vida es para siempre. Ahora Amelia está luchando de repente contra un cáncer que le han detectado y yo pienso mucho en ella y en lo valiente que está siendo.
Estoy segura de que se pondrá buena,porque es una campeona y le prometo desde aquí, que en cuanto pueda, iré a hacer el pato con ella sobre una tabla de surf.
Desde asiplanchaba todo el ánimo que podamos mandarte. Esperamos impacientes la primera foto que te haga nuestro amigo entre las olas cuando estés mejor.